Madrugar y comprobar que han venido. Por arte de magia, porque son sabios, porque les escribiste una carta, porque has sido bueno, porque te queremos.
La primera reacción es el silencio, la mirada fija, el cuerpo tenso, parado en la puerta. Después los nervios, de un lado a otro, sin poder fijarse, enumerando cada objeto por su nombre preciso, el nombre soñado.
Ya lo sé. Esto es también una rendición, es entrar en la rueda, es el objeto por el objeto, es comprar el sudor de unos para ver esa sonrisa. Pero por esa sonrisa...
