La incorporación de las competencias básicas al currículo, a través de los Reales Decretos de Enseñanzas Mínimas de Educación Primaria y Secundaria, tienen un efecto sorprendente y posiblemente benéfico en relación con la enseñanza del español como nueva lengua en la escuela: nos da un marco legal y normativo para afirmar - exigir - que todos enseñamos lengua. Ese ha sido el eje de mi sesión junto con estas ideas:
- El desarrollo de la competencia en comunicación lingüística debe ser asumido por todas las áreas, departamentos, materias, ciclos, niveles, etc. Todos contribuimos a su desarrollo - como recoge la normativa. Para muchas áreas la contribución puede consistir en la enseñanza del léxico especializado - nociones - y el intercambio comunicativo - funciones - propio de ese área. Los especialistas en idiomas de cada centro pueden asesorar a sus compañeras y compañeros acerca de los mecanismos para llevar a cabo estas dos contribuciones efectiva y profesionalmente.
- La competencia en comunicación lingüística encaja mejor en un modelo de escuela inclusiva que en un modelo de escuela segregada - que en todo caso tendrá que preocuparse por desarrollar también, en las "aulas para inmigrantes que no hablan la lengua de la escuela (aunque hablan muchas otras...)", las ocho competencias que marca la normativa.
- Un enfoque de enseñanza basado en tareas, con grupos organizados mediante estructuras cooperativas, dentro de un marco de currículo integrado y con una clara preocupación por una socialización rica de los estudiantes y la implicación de la comunidad en la educación favorece el desarrollo de las competencias, especialmente la competencia en comunicación lingüística - de todos, no la de estos de aquí o aquellos de allá.
- El desarrollo de la competencia comunicativa pasa por la confección de un "proyecto lingüístico de centro" donde se consideren la lengua de instrucción, las lenguas extranjeras y las lenguas de los estudiantes, sus relaciones y su enseñanza-aprendizaje. La apuesta por el plurilingüismo abrirá nuevos caminos para el desarrollo integral de nuestros estudiantes.
- El proceso de incorporación de las competencias a nuestra cultura de enseñanza no es fácil - entre otras cosas porque el sistema presenta dificultades como la prueba de acceso a la universidad, la estructura rígida de los departamentos en los IES, la tendencia a la evaluación sumativa, etc.
- Sin embargo, esta incorporación de las competencias al currículo no sólo es una obligación y una necesidad, también es un proceso factible. El mecanismo no es la asistencia a cursos y jornadas - que pueden servir en un plano informativo pero no de formación para el cambio - sino la participación en grupos de trabajo en esquemas de formación en centros. Aquí la figura de las asesoras y asesores de formación será decisiva - igual que la del cuerpo de inspección educativa, del cual puede depender la implementación real de las competencias más allá de su presencia "nominal" en las programaciones de aula y los proyectos educativos.
En fin, las competencias básicas pueden ayudarnos a tener una visión global de nuestras metas educativas, a desarrollar tanto desde la práctica cotidiana como mediante la participación en los múltiples planes y programas que las distintas consejerías están poniendo en funcionamiento, y que tienen grandes similitudes: planes de atención educativa al alumnado inmigrante, planes de plurilingüismo o bilingüismo o secciones europeas, planes de lectura y biblioteca, interculturalidad, coeducación, etc. Tenemos que ser "los más listos de la clase" para aprovechar todo este movimiento y construir una escuela mejor para nuestros estudiantes, una sociedad mejor para todos.
[Escribo desde la T4 de Madrid, una sensación muy rara la de escribir rodeado de personas. Tener un blog es una experiencia interesante, sin duda. Anímate, escribe tu blog, lector desconocido y amable...]